Mi nombre es
Cristian Vargas, tengo 25 años y soy de
la ciudad de Sogamoso (Boyacá). Desde hace cinco años hago parte del Comité
Boyacá en AFS Colombia, hace cinco años junto con mi familia fuimos familia
anfitriona de una participante Alemana del programa de servicio comunitario, y
lo fuimos también en un par más de oportunidades para algunos participantes que
poco a poco llegaban al Comité. También durante ese mismo tiempo, estuve
trabajando en la búsqueda de familias anfitrionas y proyectos, en la preparación de participantes de envío y
extranjeros. Hasta aquí estuve involucrado directamente en dos experiencias que
hacen parte de AFS.
Desde el
pasado 6 de Junio, llegué a Alemania con el ánimo de realizar un año de
Servicio Comunitario en Duisburg
(Nord Rhein Westphalia). Mi labor la vengo desarrollando en un Centro de apoyo
para la niñez y la juventud de la ciudad, el lugar se llama Immersatt
Kinder-und Jugendtisch e.V., (El nombre del lugar traduce literalmente:
"Siempre lleno") , y es precisamente el objetivo que se persigue, que
los niños que asisten después de la jornada escolar puedan disfrutar de un
almuerzo nutritivo, saludable y sin costo. Además de esto, existe un cuerpo de
pedagógos y voluntarios que apoyan a los niños con la realización de sus
tareas.
La población
beneficiada de este programa son niños de entre 6 y 14 años, todos provenientes
de familias inmigrantes y de limitados recursos económicos.
La
labor puntual que realizo junto a los
niños es asistirlos en el área de matemáticas, inglés y en algunas ocasiones
alemán, así aprendo de la mano con ellos. Además mi trabajo consiste en estar pendiente
de los chicos, jugar con ellos, compartir la mesa a la hora de comer y
establecer normas de conducta en la misma.
Puedo
decir que el principio no fue para nada fácil, y el primer muro naturalmente no
fue el idioma como
yo llegué a pensar, sino el ser aceptado por ellos, el ganarme su confianza.
Muchos de los niños tienen backgrounds algo especiales por su
procedencia; países en donde hay pobreza extrema, guerras y demás. Esto hacía
que fuera algo complicada la relación con ellos y obvio sumado a esto el
idioma.
Con
el tiempo todas esas cortinas se fueron descolgando una a una, y ahora todo es
diferente, el llegar cada día y ver como
algunos niños corren a abrazarme o viven colgados de mi cuello buscando siempre
jugar es gratificante. Además desde hace
unas semanas, vengo realizando muy informalmente charlas con uno o con dos
niños a la vez, preguntándoles sobre sus países de origen, y es increíble como
se conoce el mundo a través de los ojos de un niño, porque apesar que
muchos nacieron aquí en Alemania, se
sienten Ucranianos, Rusos, Rumanos, Ghaneses, Turcos… de donde realmente
provienen sus raíces. Todas esas
historias que he venido escuchando son alimento puro y nutren el alma, me
alegra saber que aún tengo un par de meses para ponerla más gordita.
Por
otro lado mi experiencia aquí se complementa con la mejor familia anfitriona.
Yo contaba con la suerte de conocerlos antes de llegar aquí a Alemania y todo
porque son los papas mi hermana alemana que hace cinco años estuvo con mi
familia en Colombia .
La relación que tengo con ellos es realmente genial, son personas
incondicionales y siempre prestos a ayudarme cuando lo necesito.
Con
esta experiencia encierro de algún modo, mucho de lo que es AFS. Por eso, no
tengo más que sentimientos de gratitud para con todos, mis dos familias, en
Colombia y en Alemania, mi Comité, otro gran apoyo que siempre estuvo presente,
así como la oficina nacional de AFS Colombia.
Muchas
gracias
Cristian
Vargas